La imagen personal es un conjunto de factores, más una multitud de pequeños y grandes detalles. No es algo inerte, que solo necesitamos un método o una técnica para aplicarlo, sino todo lo contrario, ya que se aplica a las personas y/o a lo que estas realizan.

La “imagen” es lo que se ve y la “imagen personal” es aquello que los demás ven de nosotros y lo que yo veo de mi y quiero mostrar a los demás.

La imagen personal se caracteriza por su individualización y está compuesta por 4 niveles de proyección: imagen externa, expresión, aptitud y actitud.

Estos niveles van desde lo más superfluo y modificable (imagen externa) a lo más íntimo del individuo y, por lo tanto, aquello que es más difícil modificar (actitud) y a lo que se aprende (buena presencia y saber estar).

Lo que mostramos a los demás es una forma de comunicación. Por lo tanto, lo que mostramos con lo que proyectamos y la interpretación de los demás es la imagen personal.

Muchas veces, se comenta, que la asesoría de imagen es saber cómo debemos aconsejar a un cliente, cómo peinarse, qué color debe llevar o asesorarle en los diferentes estilos que puede adaptar a su físico. Pero… ¿cómo podemos asesorar a una persona? ¿Con qué criterios? ¿Con qué métodos?

El objetivo y finalidad de este taller es mejorar y producir cambios, para ello es imprescindible saber definir los motivos que llevan al cliente/paciente/coachee a solicitar el servicio.